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25 ¡Gracias al Dios de tu padre,
que te brinda su ayuda!
¡Gracias al Dios que todo lo puede
y que siempre te bendice!
¡Con bendiciones del alto cielo!
¡Con bendiciones del mar profundo!
¡Con bendiciones a las madres
que tienen hijos y los alimentan!
26 Son más grandes las bendiciones
que vienen de tu padre,
que las abundantes bendiciones
de los cerros y montañas eternas.
Todas estas bendiciones
te pertenecen a ti, José,
pues entre tus hermanos
tú eres el más importante.

27 »Tú, Benjamín, eres un lobo feroz;
por la mañana devoras tu presa
y por la tarde repartes los restos.»

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